viernes, 24 de septiembre de 2010

El libre albedrío no es un concepto científico

Las discusiones sobre el libre albedrío son comunes en foros ateos y religiosos, en ellos generalmente se llega a la conclusión de que el libre albedrío es incompatible con la existencia de un dios omnisciente (que todo lo sabe).

En una carta publicada recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, el autor aborda el aspecto científico del libre albedrío y llega a la conclusión de que también es incompatible con el método científico.


Esta es la traducción:

Un modelo científico para el libre albedrío es imposible.

En su respuesta a una carta de Anckarsäter [...], Anthony Cashmore expresa la opinión de que el creer en el libre albedrío requeriría al menos un modelo molecular como justificación. Sin embargo, tal modelo no puede existir, como lo explicaré a continuación.

El comportamiento de un agente que posea libre albedrío es por definición impredecible. En contraste con los fenómenos estocásticos, ni siquiera es posible predecir todas las propiedades estadísticas observables del comportamiento de tal agente. Un modelo molecular para el libre albedrío, o de hecho cualquier modelo científico para el libre albedrío, deberá contener una característica etiquetada como impredecible.

Sin embargo, el método científico que usamos hoy en día, el cual está basado en el plantemiento de hipótesis que son luego probadas por observación y experimentos, no tiene lugar para la impredictibilidad. La afirmación "la propiedad X es impredecible" no puede probarse por observación y por lo tanto no es una hipótesis científica. Más aún, incluso si la propiedad X es observable, su supuesta impredictibilidad hace imposible plantear hipótesis científicas sobre ella. Como consecuencia, el libre albedrío no puede ser integrado a ningún modelo científico.

La única manera en que el método científico pudiera resolver la pregunta sobre la existencia del libre albedrío sería mostrando su inexistencia. Esto requeriría crear un modelo científico que permita una predicción completa del comportamiento humano, o al menos de sus propiedades estadísticas observables. Sin embargo, como lo señaló Anckarsäter, estamos muy lejos de tener ese modelo.

Cashmore dice que en la ausencia de una buena razón para creer en el libre albedrío, deberíamos creer en su inexistencia. Una persona de mente pragmática respondería que, en ausencia de evidencia sólida de lo contrario, deberíamos confiar en nuestra percepción, la cual nos dice que tenemos libre albedrío. Sin embargo, ningún punto de vista puede usar a la ciencia como justificación. Para un creyente del método científico, el único punto de vista coherente es el agnosticismo respecto a la existencia del libre albedrío

Konrad Hinsen
Centre de Biophysique Moléculaire, 45071 Orléans, France; and Synchrotron SOLEIL, Saint Aubin, 91192 Gif-sur-Yvette, France.

El artículo original en inglés aquí.

martes, 14 de septiembre de 2010

Cuento de Hadas: Jimena Navarrete y Felipe Calderón

El desempeño del usurpador FeCal es desastroso; en campaña prometía construir un México Ganador que no se observa en ninguna parte. Desesperado por atribuirse algún éxito, es que recibe en Los Pinos a Jimena Navarrete, ganadora del título Miss Universo 2010.

A pesar de que dicho certamen es tan relevante como un concurso internacional de yo-yo, Felipe Calderón no pudo dejar pasar la ocasión para robar un poco de cámara y decir tonterías como lo constata el siguiente extracto.


El Primer Mandatario le reiteró, en nombre de los mexicanos, su reconocimiento por poner en alto el nombre de nuestro país en el escenario mundial. El jefe del Poder Ejecutivo dijo que el triunfo de Jimena Navarrete es un aliciente para millones de mexicanas que han destacado como resultado de su propio esfuerzo. Calderón se congratuló, también, de que la Miss Universo tapatía sea invitada especial en el Bicentenario de la Independencia.

Algo exagerado con eso de poner el nombre del país en alto. ¿En qué rubro exactamente? ¿en mujeres bonitas acaso?

También habría que aclararle a Chapelén que la belleza física no tiene mucho mérito personal; se tiene lo que se hereda, y sólo puede uno mantenerlo. Los concursos de belleza se distinguen por esto del resto de las competencias, donde usualmente se premia una habilidad adquirida y desarrollada con la práctica constante.

Una Miss Universo es un aliciente para él, que escaso de logros propios ha decidido colgarse de la corona de Jimena. Poco le importa que él no haya contribuido en nada pues se trata de un evento organizado por particulares, en este caso: Televisa.

El nombrarla invitada especial para su próxima parranda, es un claro síntoma de lo desesperado que se encuentra Calderón por obtener todo el respaldo populachero posible. Y para despejar todas las dudas, ahí está el otro invitado especial: Cuauhtémoc Blanco.


La nota acá

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...